Testimonio personal reproducido con expresa autorización de su autor. Raúl Fortes, 25 años:
La relajación me hace escribir increíblemente rápido cosas con sentido que por primera vez vienen, de forma ya hecha y compleja, olvidando el complejo de no saber el sentido.
Es increíble lo rápido que he escrito una canción-poesía a Cris, a través de un sentimiento de profundo amor al ver su foto y pensar en su forma de ser y viveza. Siento que las cosas fluyen en mí de forma más pura: he aprendido a dejarlas, me siento completamente desbordado y siento que puedo hacer cualquier cosa, asimilarla, sentirla, olerla, intuirla y entenderla, científica o emocional, a veces tengo estados de desbordamiento porque estoy aprendiendo a fluir, es una emoción desbordante que me hace sentir increiblemente bien y con felicidad. Pensar en esto me hace analizar un poco qué es lo que antes me hacía no estar así (supongo que esto es prueba de que no estoy al 100%). En lo primero que pienso es en que hay algo de mi padre dentro, o que me dice que no está bien ser as,í o que no puedo o debo, cada vez más tenue, cada vez lo creo menos, cada vez lo superó más, cada vez con menos efecto, se hace chiquitito, y siento el paso de que no se haga chiquitito, sino que desaparezca. No es una sensación nueva, es la misma de siempre, antes sentir a mi padre negándome y con su personalidad emocional ausente, era creer que estaba loco. Ahora lo entiendo más, no estoy loco, es el efecto que él quiso producir en mí y que hoy rechazo sin miramientos, que hoy aniquilo, que quiero erradicar de mi ser.
Quiero exhalar sentidos y sentimientos y dar todo de mí, que es bueno, sano, efectivo y grande, más grande y consciente que lo que pueden dar muchos a los que he mirado con la ignorancia de saberles certeros de sus palabras, y sólo son presos de la cobardía de la afirmación reducida en palabras y fácil en forma y contenido, yo quiero mirar al mundo y que todo acaricie mis sentidos, me colapse, haga que la razón trabaje en un segundo plano pero a pleno rendimiento, y me lleve al entendimiento del todo, del mundo, de su realidad, del saber, de la conciencia, de la huida del sueňo y el silencio que ennublece lo absoluto de la existencia, de ese salto, estado o búsqueda de exhaltacion, de amor hacia la vida, de un amor objetivo y que respeta sin miedo las realidades, sin aprisionarlas, sin disfrazarlas de presidiarias; de esa liberación de prejuicios, de esa naturalización de los sentidos, de ese lugar que queda tan lejos de las voces que son presas del miedo y de la manipulación del verdadero espíritu.
El camino es aquél que hace una oda al amor y lo positivo, al sentir los pies en la tierra y la cabeza en el cielo, al querer observar la realidad de lo real, no la realidad de lo irreal que son aquellas formas y sombras que son distorsionadas y nos dan generalidades erróneas de lo que es, porque alguien lo creyó así, y no porque naturalmente lo sea.
La verdad es aquello que desde el amor consigue darse y librarse de lacras y ataduras mentales, y que da beneficio, sonrisa y lejanía del miedo, que respeta y no inventa, que deja ser, que deja sentir… que deja exponerse a lo exponenciable del ser, sin que él mismo, en su propia confusión inducida por débiles que quizás sean fuertes pero no lo saben, no lo podrán saber, se deje arrastrar por cadenas inventadas y doctrinables.
El ser es libre, y lo es cuando busca la perfección y el amor en las cosas, alejado completamente del miedo, sacando de sus predicciones el miedo, imaginando los efectos sin el miedo prejuicioso, liberándose de la concatenación de aquellos que sacrifican la libertad colectiva por el egoismo individual en acciones pequeňas y en acciones grandes… La libertad es la aspiracion del amor, la valentía, la aspiración de la verdad, el dejarse llevar al conocimiento, el vehículo donde viajan los atributos positivos. Encuéntrate. Gracias Mimelí por ser la musa de mi vida y la chispa de mi inspiración.