Mary Shelley: Frankenstein, extraordinaria sensibilidad

Mary Shelley

Mary Shelley

Mary Shelley, autora de Frankenstein, o el moderno Prometeo, en su novela Mathilda, claramente autobiográfica, señala:

“La ausencia de cariño me preparó durante mi temprana infancia para la sensibilidad más extrema. No puedo decir con qué pasión amaba cada cosa, incluso los objetos inanimados que me rodeaban. Me parece que sentía predilección por cada uno de los árboles de nuestro jardín, y que cada animalito me reconocía con afecto. La muerte de cualquiera de ellos llenaba mi corazón infantil de una inexpresable angustia. No podría contar el número de pajaritos que salvé durante los largos y fríos inviernos… Y cuando crecí, los viejos libros de la biblioteca suplieron  en parte el intercambio humano (…) Shakespeare, Milton, Pope y Cowper (…), y entre los autores de prosa mis favoritos eran una traducción de Tito Livio y una historia antigua de Rollin. No obstante, a medida que iba saliendo de la infancia, empecé a encontrar interesantes otros que, antes había descuidado por considerarlos aburridos (…) Fui un ser solitario, y desde mi niñez fui una soñadora. Unas veces me perdía en las quimeras de los demás, otras veces establecía relaciones de amistad e intimidad con las creaciones etéreas de mi propio cerebro (…) Pero permanecía ligada al recuerdo de mis padres: a mi madre no la vería nunca: estaba muerta; pero la imagen de mi desafortunado padre errante, era el ídolo de mi imaginación. Había canalizado todos mis afectos hacia él. Descubrí una miniatura suya que contemplaba sin cesar. Había copiado su última carta para leerla una y otra vez. Mi imaginación se fijaba en la escena de reconocimiento que tendría lugar gracias a la miniatura que llevaba siempre expuesta en el pecho. Algunas veces, ocurría en un desierto, o en una ciudad populosa, en un baile (…) ¡Cuántos momentos de éxtasis habré tenido con estos sueños!”

Extraído de Shelley, M. (2013). Frankenstein, o el moderno Prometeo. Madrid: Valdemar. pp. 23-24.

Recoger las muestras de sensibilidad que aparecen en Frankenstein, esa criatura prejuiciosamente horrenda, pero cargada realmente de sensibilidad, también por falta de cariño (al modo de Shelley) y la necesidad impetuosa de reencontrarse con aquél que fue su creador, durante toda la novela, queda para vosotros. No os sentiréis defraudados.

Feliz día de Reyes.

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Sobreexcitabilidad en personas con Altas Capacidades

En los artículos anteriores, mencioné a Dabrowski ligado al término sobreexcitabilidad, por ello, para dar a conocer su trabajo a aquellos que podáis estar interesados, aparece esta nueva entrada en el Blog que con tanto interés estáis acogiendo.

Kazimierz Dabrowski, fue un médico psiquiatra, psicólogo y físico polaco (1902-1980) que trabajó durante gran parte de su vida con personas de Altas Capacidades, llegando a desarrollar la Teoría de la desintegración positiva, como medio para explicar el crecimiento de los individuos hacia estados psicológicos y morales muy evolucionados.

Pero no vamos a centrarnos en exponer esta teoría ahora, sino en la sobreexcitabilidad, también postulada por él, como una de las características más importantes de las personas con Altas Capacidades.

Las sobreexcitabilidades, son ciertos patrones de conducta del individuo, fácilmente observables, que nos ofrecen pistas acerca de sus posibilidades innatas de desarrollo como persona, es decir, actitudes, tipos de reacción ante estímulos, comportamientos y maneras de expresar su sentir diferente, cualitativa y cuantitativamente que, una y otra vez, apreciamos en los superdotados. Aspectos que provocan frecuentemente conflictos y un sufrimiento interior necesarios, según Dabrowski,  para lograr un desarrollo avanzado, superior.

No todas las personas parecían encaminarse hacia un avanzado nivel de desarrollo, según observó Dabrowski, sin embargo, esto sí ocurría con la mayoría de los superdotados (aunque no en todos, sí en una proporción mucho mayor que en la población general) al darse la combinación alta inteligencia-sobreexcitabilidades.

Pero… ¿cómo apreciar estas sobreexcitabilidades? Dabrowski llegó a definir un total de cinco áreas, intensidades innatas a la hora de responder a los estímulos, en un grado muy alto y basadas en la sensibilidad, conciencia e intensidad excepcionales en estas personas.

Las cinco áreas son: psicomotora, sensorial, intelectual, imaginativa y emocional. Y, como podréis intuir, conllevan una manera muy diferente de percibir el mundo y… de reaccionar a él. Cuantas más sobreexcitabilidades aparezcan en una persona, mayor será su potencial de crecimiento hacia un desarrollo evolutivo superior, pero también mucho mayores las alegrías y sufrimientos.

Pasemos a describir cada una de ellas, para facilitar su identificación:

PSICOMOTORA

Se trata de una gran capacidad energética: personas muy activas (hiperactivas, pero no con el trastorno denominado TDAH), que hablan muy rápido, son capaces de una actividad física intensa, que necesitan poder expresar para sacar toda esa energía interna; que muestran hábitos nerviosos, un gran entusiasmo por casi todo y, también puede llegar a parecer que sufren hipomanía, sin que, en realidad, estemos hablando de este trastorno psiquiátrico, sino, tan sólo, de una gran necesidad de estar trabajando o produciendo durante gran parte del día.

SENSORIAL

Personas con unos órganos olfativos, visuales, táctiles, gustativos y auditivos, especialmente desarrollados y sensibles a los diferentes estímulos.

En este caso, las experiencias que obtienen de sus sentidos, no sólo son más intensas, sino más expansivas y afinadas, precisas.

Aparece también un gran gusto estético y la necesidad de deleitarse con sabores, olores, texturas, sonidos… que, desde un punto de vista no tan positivo, puede llevarles a sentirse sobreestimulados o perturbados en forma extrema por una simple etiqueta adherida a la ropa, los sonidos de la calle o el centro comercial o, simplemente, el para otros imperceptible sonido de fondo de un aparato de radio. Aunque, quizá os quedéis sorprendidos si oís a una de estas personas decir “aquí huele a la abuela” y, de repente, la abuela aparezca por el lateral de la esquina.

INTELECTUAL

Aparece, fundamentalmente, como una gran necesidad de buscar la verdad de las cosas, a través del conocimiento. De adquirir contenidos, conceptos, producir asociaciones entre ellos o diferentes experiencias, analizar las cosas en profundidad…

Se trata de una curiosidad innata por todo lo que les rodea, que no desaparece con la edad, suelen ser personas muy curiosas, ávidos lectores y con una agilidad y flexibilidad mentales, sorprendentes.

Son capaces de memorizar, asociar y establecer planes de acción, con inusitada facilidad.

Suelen ser muy críticos consigo mismos y con los demás, así como exigentes a la hora de encontrar la verdad o la justicia, produciéndose con frecuencia numerosos enfrentamientos con otras personas que no llegan a ver tan lejos como ellos o, simplemente, deciden no profundizar en algunos aspectos que, para aquellos con esta sobreexcitabilidad, pueden llegar a constituir incluso lo que da sentido al mundo, a su mundo.

IMAGINATIVA

Partiendo normalmente de un estilo de pensamiento global, con una gran memoria visual, asocian imágenes, disfrutan creando metáforas, relatos fantasiosos, dibujos altamente creativos y… es importante señalarlo también, mentiras y explicaciones tremendamente elaboradas en las que, basándose en hechos reales, construyen mundos alternativos para evadirse de la aburrida realidad o, simplemente, para jugar, salir bien parados o conseguir ciertos objetivos.

Normalmente, esta sobreexcitabilidad imaginativa suele incluir en sus producciones grandes dosis de características sensoriales: imaginaciones, fantasías en las que aparecen elementos gustativos, olfativos, etc, como “hacía calor”, “el sol brillaba hasta producir dolor en mis ojos”…

EMOCIONAL

Aquí es donde con más claridad puede observarse la intensidad emocional de la persona de Altas Capacidades: sentimientos muy intensos, exacerbados, extremos, complejos, así como una gran facilidad para la simpatía o identificación con los sentimientos de otros; una buena empatía, cuando se aprende a regular la identificación.

También se incluiría aquí una fuerte preocupación por temas de índole existencial, ligados a profundos sentimientos de impotencia y depresión.

Son personas capaces de querer como ninguna otra y, quizá por eso, el respeto y delicadeza que muestran hacia las personas, animales o cosas, es también cualitativamente diferente al de otros individuos, llegando a resultar su capacidad de compasión, conmovedora para quienes les rodean.

Sin embargo, a ellos, los lugares, hechos, personas, llegan a suponerles experiencias tan intensas que, grabadas en su memoria emocional, pueden provocar momentos de placer extremadamente intenso, pero también de dolor insoportable.

Para saber más…

Dabrowski, K. (1967). Personality Shaping Through Positive Disintegration. Boston: Mass Little, Brown.

Dabrowski, K. & Piechowski, M.M. (1977). Theory of levels of emotional development (Vols. 1 & 2). Oceanside, NY: Dabor Sciencie.

Piechowski, M.M. (1991). Emotional development and emotional giftedness. En Colangelo, N. & Davis, G. (Eds.). Handbook of Gifted Education. Needman Heights, M.A.: Allyn & Bacon.

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Intensidad emocional en personas con Altas Capacidades

La superdotación, al igual que posee un componente intelectual muy potente, goza de unas características emocionales propias, entre las que queremos destacar la intensidad.

Una gran riqueza y complejidad (en el mejor sentido de la palabra) intelectual, va unida a una gran amplitud de matices emocionales, a un mundo interior muy desarrollado y complejo, en cuanto a emociones se refiere: no sólo hablaremos de emociones básicas, sino de un enorme bagaje emocional con matices sutiles.

A partir de esto, podemos darnos cuenta de que la intensidad emocional en las personas de Altas Capacidades, no es una cuestión de “sentir más, con más fuerza” que la mayoría de la gente, sino que estamos ante una manera diferente de sentir: con viveza, de manera absorbente, con gran penetración y complejidad…

La intensidad emocional puede ser expresada de diferentes formas:

  • Sentimientos positivos, negativos, ambos a la vez, emociones llevadas al extremo (polarizadas), emociones que cambian de un polo a otro a gran velocidad, en un breve período de tiempo, a causa quizá del componente cognitivo que posee el superdotado y que le ofrece una alta velocidad de procesamiento mental y gran agilidad y fluidez mental; identificación con los sentimientos de otras personas, añadiéndolos e intensificándolos con los suyos propios, fenómenos de contagio emocional que pueden llegar a asustar a la persona con Altas Capacidades, hasta que detecta esas emociones del otro y las integra en sí mismo de manera “adecuada”.
  • Inhibición, timidez, tristeza, desorientación.
  • Corporalmente, intensidad emocional expresada a través de síntomas físicos como tensión en el estómago, dolores de cabeza, vértigos, náuseas…
  • Memoria afectiva muy fuerte, quizá incluso más potente que la memoria cognitiva, la persona superdotada recordará y revivirá los sentimientos que tuvieron lugar durante algún incidente ante la presencia de cualquier estímulo que los desencadene o por sus propios recuerdos, de manera que esto añade complejidad a las emociones que pueda estar sintiendo en el presente, sobre todo si éstas no son tan intensas como aquellas, lo que puede llegar incluso a interferir en su vida cotidiana.
  • La intensidad emocional también se manifestará a través de ansiedad, tensión como rasgo (más que como estado pasajero), sentimientos de culpa y sentimientos de sentirse fuera de control sin poder hacerse cargo de las situaciones ni de sí mismo en los casos de intensidad más extrema.
  • Intensidad emocional en relación a la muerte: sentimientos depresivos, angustia existencial.
  • Sentimientos de inadecuación e inferioridad, muy crítico consigo mismo, juzgándose con dureza.
  • Gran sensibilidad y capacidad de empatía en sus relaciones con los otros, lo cual no quiere decir que sepa convivir bien con ellos, más bien lo contrario, al sentirse desbordado, aparecen conflictos y, en muchos casos, la persona se aboca a la soledad, por sentirse incapaz de manejarse con tantas vivencias.
  • Especial cercanía con los animales, ya que se aprecia una sensibilidad especial en las relaciones entre ambos, a partir de sensaciones emocionales.

Desgraciadamente, suele prestarse poca atención a este aspecto de la persona con Altas Capacidades, salvo que sea disruptivo en sus relaciones con los demás. Históricamente, la expresión de sentimientos intensos se ha interpretado como una señal de inestabilidad emocional enfermiza, a tratar médicamente, y no como la manifestación de un rico mundo interior y de una sensibilidad extraordinaria, de una magnífica capacidad de asociación y combinación, no sólo cognitiva, sino, en este caso, emocional. Emociones y cogniciones no han de verse como algo separado en ninguna persona y esto se nos hace tremendamente evidente cuando trabajamos o conocemos a personas con Altas Capacidades.

Una gran pasión por aprender, expresiones admirables en algunas áreas de talento, la fuerte motivación hacia el crecimiento como persona, pueden considerarse los aspectos positivos de esa intensidad emocional. Sin embargo, la propia persona es consciente de estas diferencias en ella respecto a la mayoría y eso, suele producir un sentimiento de orgullo, de ser “especial”, de felicidad por haber sido agraciado con dicho don, a la vez que, más frecuentemente, accesos de pánico, de inadecuación a la sociedad, convencimiento de ser “raro” o estar loco, enfermo, llegando a decir, en el caso de los niños “tengo un problema muy raro”, “soy raro” o en el de los adultos “soy un enfermo mental, un maníacodepresivo”, “no puedo ser superdotado si no sé manejar esto…”, generándose intensos conflictos internos, autocrítica, baja autoestima

Pese a esto, si estudiamos esta característica intensidad emocional desde el punto de vista de una psicología más positiva, enfocada al desarrollo del individuo, descubriremos que esos “picos” emocionales son un gran potencial de crecimiento, como ya señaló Dabrowski en su teoría acerca de las sobreexcitabilidades, y, seguramente, el único modo de llegar a un estado de desarrollo superior como seres humanos.

Para no bloquearse ante esta ingente cantidad y calidad de emociones, es importante que la persona aprenda a valorarlas como su respuesta emocional normal, despatologizándolas, así como que, sobre todo en el caso de los niños, los adultos cercanos a ellos, acepten esas emociones, ayudándoles a entenderlas y ofreciéndoles un soporte de afecto y comprensión, apoyado incluso por contacto físico, no juzgándoles, ni intentando que cambien, no comparándoles con otras personas y, en la medida de lo posible, procurando no asustarse ante esas expresiones de intensidad, ya que eso produciría un contagio negativo, como hemos mencionado, incrementando la intensidad de las emociones negativas y el sufrimiento asociado, o el freno en el goce de las emociones positivas.

Otros recursos que han mostrado eficacia y pueden llevarse a cabo sin necesidad de acudir a un profesional especializado en este campo consisten en aprender diferentes formas de expresar, canalizar las emociones cuando estamos detectando que empiezan a ser demasiado intensas: escribir o contar historias que incluyan lo que se está sintiendo y se alejen del problema o situación que lo ha generado, escribir poemas lo más metafóricos posible, trabajar de manera artística con arcilla, pintura… tocar música si se tienen conocimientos como para poder hacerlo o llevar a cabo una actividad física intensa.

No podemos terminar este artículo sin recoger algunas de las palabras pronunciadas por Michael Haneke en su reciente discurso al recibir el Premio Príncipe de Asturias:

 «…Cuando –estando por primera vez en Madrid con motivo de la puesta en escena de la ópera– entré en el Prado en la sala con las Pinturas negras de Goya, esto supuso una conmoción que, probablemente, nunca olvidaré. Empecé realmente a temblar y tenía dificultad para mantenerme en pie. Rápidamente salí de la sala porque no lo aguantaba. Pero tenía que volver. Cada vez que mi trabajo en el Teatro Real me lo permitía, regresaba para exponerme a las sensaciones que esta obra provoca en mí. Creo que esta experiencia con el arte, que me ha conmovido con una vehemencia para mí casi desconocida, puede ser una hermosa ocasión para hablar de aquello por lo que hoy estoy aquí como premiado en la categoría de las Artes: las posibilidades de influencia existentes o inexistentes de la creación artística o cinematográfica contemporánea…”

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Altas Capacidades e hipersensibilidad en Navidad

Esta noche, 24 de Diciembre de 2013, con una intención más simbólica de la que jamás se imaginó para este Blog, va a tener lugar su nacimiento.

Pretendiendo que llegue a convertirse en un lugar de acogimiento, comprensión, intercambio, exposición, ayuda, para todos aquellos con una sensibilidad especial, hipersensibilidad, todos los que poseen una intensidad emocional tan fuerte que puede llegar a hacerles perder la razón mientras, quizá a modo de juego cruel, les ofrecerá otras veces las mayores sensaciones de plenitud y goce que cabe experimentar en este, nuestro mundo.

Las Altas Capacidades, antes denominadas superdotación, suelen ir asociadas a una gran sensibilidad, reactividad e intensidad emocional, ante todo lo que sucede: al ambiente, a las personas con quienes se establecen relaciones y lo que  se vive o muere con ellas…

En tiempos de Navidad, todas las personas nos sensibilizamos, cuanto más las que, habitualmente, ya son hipersensibles y, más aún, si han experimentado alguna muerte reciente, algún adiós, elegido o no, quizá impuesto por el miedo, la ignorancia, la incomprensión, la enfermedad, el agotamiento… quién sabe, injusto de cualquier manera, opinaréis seguramente, pero, procurad no hacer gala entonces vosotros de la ignorancia y, recordad aquello que dijo un sabio, respecto a que, aquél que juzga, sólo demuestra su ignorancia porque, si conociera todas las razones, no juzgaría y no sería injusto a su vez. No juzguemos pues, intentemos ser sabios, conociendo las razones o, simplemente, aceptando las decisiones, aunque éstas sean las de la misma muerte.

Acerquémonos a los niveles superiores de desarrollo según las teorías de Dabrowski para las personas con sobreexcitabilidades, crezcamos hasta la cumbre en la pirámide de Maslow; ayudemos a crecer a este niño que nace hoy, démosle los mejores alimentos que nadie sobre la Tierra haya podido imaginar. Es nuestra obligación para con él pero… veámoslo como un compromiso, de nosotros depende el no dejarlo abandonado.

 

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